La Navidad llegó un poco antes para nosotros los venezolanos. Con la temporada decembrina vienen gastos tras gastos. Hay tanto que comprar: el pan de jamón, las uvas, la decoración de la casa, los regalos y los ingredientes para las hallacas, alimento que no puede faltar en la mesa de los venezolanos durante esta época. A esto se le suma la preocupación de conseguir cada uno de los ingredientes de la cena, pues sí, sólo nos queda rogarle al hada madrina que concede deseos para que encontremos todo lo necesario para preparar el popular plato navideño.
Con las celebraciones a la vuelta de la esquina nos toca asimilar ya de una vez por todas que el precio aproximado de la lista completa de ingredientes que se requieren para realizar las hallacas ronda los 2700 bolívares fuertes, pero, ¿dónde dejamos el pan de jamón? ¿Las bebidas? ¿Los estrenos de toda la familia? ¿Los regalos? ¿Y la decoración de la casa? No podemos permitirnos todos estos lujos cuando el salario mínimo está (hasta ahora) en 4.251,40 bolívares fuertes. Y tampoco podemos permitirnos esperar hasta diciembre cuando se produzca el aumento salarial porque probablemente para la fecha todo esté desaparecido del mapa.
El nuevo proyecto del plan de la patria que según dice busca nuestra felicidad se titula "navidades felices" y surge justo un año después del Dakazo, ese saqueo que ocurrió en varias partes del país que supuestamente tenía como finalidad "proteger el salario de los venezolanos" sacando los productos a la venta del pueblo a precio justos ocasionando el vacío de anaqueles.
La respuesta al remate de precios fue una locura que ocasionó colas larguísimas. Esta medida sólo logró que saliera el lado salvaje y necesitado de cada ciudadano.
A un año de esta acción los comercios aun no han logrado reponer inventarios. Ahora cabe preguntarnos, si este desastre ocurrió hace sólo doce meses ¿qué nos garantiza que estas navidades serán diferentes?
Con las celebraciones a la vuelta de la esquina nos toca asimilar ya de una vez por todas que el precio aproximado de la lista completa de ingredientes que se requieren para realizar las hallacas ronda los 2700 bolívares fuertes, pero, ¿dónde dejamos el pan de jamón? ¿Las bebidas? ¿Los estrenos de toda la familia? ¿Los regalos? ¿Y la decoración de la casa? No podemos permitirnos todos estos lujos cuando el salario mínimo está (hasta ahora) en 4.251,40 bolívares fuertes. Y tampoco podemos permitirnos esperar hasta diciembre cuando se produzca el aumento salarial porque probablemente para la fecha todo esté desaparecido del mapa.
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La respuesta al remate de precios fue una locura que ocasionó colas larguísimas. Esta medida sólo logró que saliera el lado salvaje y necesitado de cada ciudadano.
A un año de esta acción los comercios aun no han logrado reponer inventarios. Ahora cabe preguntarnos, si este desastre ocurrió hace sólo doce meses ¿qué nos garantiza que estas navidades serán diferentes?