Nos mandaron a escribir una crónica histórica para la universidad. Decidí hacerla sobre la batalla de Bosworth. Esta fue la batalla decisiva de la larga disputa por el trono de Inglaterra entre las casas de York y de Lancaster y es también conocida como la Guerra de las dos Rosas.
Me inspiré en la miniserie The White Queen. Debo decir que es buenísima y hubiera deseado que durara más (sólo fueron 10 capítulos). Para el que no la ha visto, se la recomiendo. Aquí el resultado:
Me inspiré en la miniserie The White Queen. Debo decir que es buenísima y hubiera deseado que durara más (sólo fueron 10 capítulos). Para el que no la ha visto, se la recomiendo. Aquí el resultado:
La batalla final
Ana Sánchez
¿Que cómo me siento? Muerto. Luego de tantas disputas, que dieron como resultado el fallecimiento de mis dos hermanos mayores, me tocó recorrer un difícil camino, lleno de alianzas, odio, ambición y sobre todo traiciones. Pues sí, resulta que comandar una nación no es nada fácil.
Todo comenzó el día en el que el mayor de nosotros, Edward IV, conoció a esa mujer: Elizabeth Woodville. Una joven de piel clara, cabello rubio y ojos azules como el cielo, que logró captar la atención del rey. A sus 22 años ya había enviudado, su exmarido había muerto en la segunda batalla de San Albano, durante el contexto de la guerra de las dos rosas, en la que dos poderosas familias se disputaban el trono de Inglaterra: la mía, mejor conocida como los York y la otra casa, los Lancaster.
Mi hermano se enamoró perdidamente de ella y al final contrajeron matrimonio en secreto. Cuando nuestro primo, Lord Warwick se enteró de lo ocurrido mostró su descontento. Debido a que este era el asesor de mayor confianza de Edward, le contó los planes que tenía para él, uno involucraba una boda con la princesa de Francia, lo que crearía una alianza con esta potencia. Su furia estaba fundada en el hecho de que sus dos hijas Isabel y Anne Neville se convertirían en las damas de honor de la reina Elizabeth.
Al hacerse pública la noticia, George, mi otro hermano, se casó con la hija mayor de Warwick, Isabel, con la finalidad de unificar ambas familias, asunto que les convenía a los dos luego de que se difundiera el rumor de que nuestro hermano Edward era ilegítimo, dejando al siguiente de nosotros como el presunto heredero del trono.
Después de todo lo que pasamos, terminé declarándole mi amor a Anne y me casé con ella. Todo era felicidad hasta que George unió fuerza con nuestro primo e intenta derrotar a Edward. Este defiende su puesto con un ejército armado que da origen a una batalla en la que resulta muerto Lord Warwick.
Tal acto de deslealtad no le fue perdonado a nuestro hermano. Es acusado de traición a la corona y condenado a muerte. Luego de tantos actos violentos uno podría pensar que las cosas se calmarán en algún punto, pero no, ocurre una tragedia tras otra. Edward muere producto de una enfermedad y es así como me cayeron todas las responsabilidades encima. Yo, Richard III fui coronado y nombrado rey, luego de que fueran declarados mis sobrinos como ilegítimos.
Mi reinado fue sumamente corto. Todo debido a la batalla de Bosworth. Mis espías decían que Henry Tudor se proclamó Rey de Inglaterra y que formó un ejército, el cual pretendía poner fin a la continua disputa por la corona. Atrajo a la gente anunciando su matrimonio con la hija de Edward, lo que significaría la unión entre los York y los Lancaster, por lo que todos los hombres que amaban a su padre, mi hermano, se unirían a ellos.
El momento llegó, mis tropas estaban listas. Se aproximaban y aunque no nos superaban en número todo ocurrió de manera muy rápida: parte de mi ejército se retiró, y los que se quedaron lucharon hasta el final. Stanley, mi mano derecha, cambió de bando y todo se derrumbó. Sentí que caía al piso, y el dolor fue inmediato. La corona pasó de estar en mi cabeza a estar en la de Henry Tudor, mi enemigo. Lo que más me afectó es que fue ofrecida a él por el mismo Stanley. Una espada me atravesó, al principio sentí dolor pero ya después fue como un vacío. Mis parpados temblaban y no pude controlar más mi cuerpo. Hemos perdido. Traición fue la última palabra que logre articular antes de que todo se volviera oscuro.
La codicia mató a mi familia, yo fallecí en el intento por mantener el poder. Supongo que hay que pagar un precio al aventurarse cerca del trono.
Ana Sánchez
¿Que cómo me siento? Muerto. Luego de tantas disputas, que dieron como resultado el fallecimiento de mis dos hermanos mayores, me tocó recorrer un difícil camino, lleno de alianzas, odio, ambición y sobre todo traiciones. Pues sí, resulta que comandar una nación no es nada fácil.
Todo comenzó el día en el que el mayor de nosotros, Edward IV, conoció a esa mujer: Elizabeth Woodville. Una joven de piel clara, cabello rubio y ojos azules como el cielo, que logró captar la atención del rey. A sus 22 años ya había enviudado, su exmarido había muerto en la segunda batalla de San Albano, durante el contexto de la guerra de las dos rosas, en la que dos poderosas familias se disputaban el trono de Inglaterra: la mía, mejor conocida como los York y la otra casa, los Lancaster.
Mi hermano se enamoró perdidamente de ella y al final contrajeron matrimonio en secreto. Cuando nuestro primo, Lord Warwick se enteró de lo ocurrido mostró su descontento. Debido a que este era el asesor de mayor confianza de Edward, le contó los planes que tenía para él, uno involucraba una boda con la princesa de Francia, lo que crearía una alianza con esta potencia. Su furia estaba fundada en el hecho de que sus dos hijas Isabel y Anne Neville se convertirían en las damas de honor de la reina Elizabeth.
Al hacerse pública la noticia, George, mi otro hermano, se casó con la hija mayor de Warwick, Isabel, con la finalidad de unificar ambas familias, asunto que les convenía a los dos luego de que se difundiera el rumor de que nuestro hermano Edward era ilegítimo, dejando al siguiente de nosotros como el presunto heredero del trono.
Después de todo lo que pasamos, terminé declarándole mi amor a Anne y me casé con ella. Todo era felicidad hasta que George unió fuerza con nuestro primo e intenta derrotar a Edward. Este defiende su puesto con un ejército armado que da origen a una batalla en la que resulta muerto Lord Warwick.
Tal acto de deslealtad no le fue perdonado a nuestro hermano. Es acusado de traición a la corona y condenado a muerte. Luego de tantos actos violentos uno podría pensar que las cosas se calmarán en algún punto, pero no, ocurre una tragedia tras otra. Edward muere producto de una enfermedad y es así como me cayeron todas las responsabilidades encima. Yo, Richard III fui coronado y nombrado rey, luego de que fueran declarados mis sobrinos como ilegítimos.
Mi reinado fue sumamente corto. Todo debido a la batalla de Bosworth. Mis espías decían que Henry Tudor se proclamó Rey de Inglaterra y que formó un ejército, el cual pretendía poner fin a la continua disputa por la corona. Atrajo a la gente anunciando su matrimonio con la hija de Edward, lo que significaría la unión entre los York y los Lancaster, por lo que todos los hombres que amaban a su padre, mi hermano, se unirían a ellos.
El momento llegó, mis tropas estaban listas. Se aproximaban y aunque no nos superaban en número todo ocurrió de manera muy rápida: parte de mi ejército se retiró, y los que se quedaron lucharon hasta el final. Stanley, mi mano derecha, cambió de bando y todo se derrumbó. Sentí que caía al piso, y el dolor fue inmediato. La corona pasó de estar en mi cabeza a estar en la de Henry Tudor, mi enemigo. Lo que más me afectó es que fue ofrecida a él por el mismo Stanley. Una espada me atravesó, al principio sentí dolor pero ya después fue como un vacío. Mis parpados temblaban y no pude controlar más mi cuerpo. Hemos perdido. Traición fue la última palabra que logre articular antes de que todo se volviera oscuro.
La codicia mató a mi familia, yo fallecí en el intento por mantener el poder. Supongo que hay que pagar un precio al aventurarse cerca del trono.