Todas las mañanas realizo el mismo recorrido. Sin siquiera levantarme de la cama para decirle buenos días a mis primas, paso del Facebook al twitter y de este al instagram. Durante uno de esos trayectos me conseguí con una frase que me llamó la atención y me hizo reflexionar: “Así como el internet tiene el poder de acercar a los que están lejos, también tiene el poder de alejar a los que están cerca”. Lo primero que se me vino a la mente fue las muchas veces que mi madre, estando lejos de mí, me comentó lo cansada que estaba de que cada vez que entrara a la casa se tropezara con una especie de “cyber” en una sala donde mi hermano se encontrara jugando online con gente desconocida y mi padre estuviera absorbido por la computadora.
Lo cierto es que las relaciones físicas o cercanas se están virtualizando, estamos en una época donde en un hogar en la cual habitan varias personas, todos se encuentren en cuartos diferentes, o uno al lado del otro pero cada quien pendiente de lo suyo: uno en la computadora u otro en el celular ¿pero qué ocurriría si se va el internet?, ¿Qué ocurriría si las redes colapsan y no funcionan con normalidad? Nos estresamos o en mí caso, le escribiría un mensaje a esa persona que está más cerca del router para que lo reseteara y averiguara por qué está fallando.
Hemos adoptado la tecnología como una herramienta fundamental en las relaciones humanas. Vivimos en un mundo donde sólo nos tenemos como amigos en faceboook para que la red social nos informe cuando alguien cumple años, para que fulanito le dé a sultanito una vida en Candy crush, para averiguar si la otra persona está de viaje, si quedó embarazada, si se casó o se divorció. Tenemos una gran cantidad de contactos, pero sólo hablamos con un grupo reducido de personas.
En fin, frases como “Te cuento después por whatsapp”, “nos mensajeamos”, “te veo por Facebook”, han sustituido otras como “vamos a pasear”, “salgamos al cine”, “hagamos algo el fin de semana”, y es que las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea son las herramientas que las personas ahora utilizamos para comunicarnos.
Da la impresión que estas son herramientas que nos beneficia mucho, que nos facilitan nuestro día a día y que nos mantienen informados sobre las cosas que están ocurriendo en el mundo y en la vida de nuestros conocidos, pero la realidad es que así como tiene aspectos buenos también tiene cosas malas, como todo en la vida. Ahora es el turno de que reflexionemos un poco, tomemos conciencia de que somos seres sociales y que necesitamos estar en continuo contacto con el otro, escuchar al de al lado y ser escuchado de regreso. Cada día nos ofrece algo distinto, y está en nosotros aprovechar cada oportunidad para hacer algo diferente, para hacer lo que más amamos, para compartir con la familia y amigos, para que seamos nosotros mismos.
Lo cierto es que las relaciones físicas o cercanas se están virtualizando, estamos en una época donde en un hogar en la cual habitan varias personas, todos se encuentren en cuartos diferentes, o uno al lado del otro pero cada quien pendiente de lo suyo: uno en la computadora u otro en el celular ¿pero qué ocurriría si se va el internet?, ¿Qué ocurriría si las redes colapsan y no funcionan con normalidad? Nos estresamos o en mí caso, le escribiría un mensaje a esa persona que está más cerca del router para que lo reseteara y averiguara por qué está fallando.
Hemos adoptado la tecnología como una herramienta fundamental en las relaciones humanas. Vivimos en un mundo donde sólo nos tenemos como amigos en faceboook para que la red social nos informe cuando alguien cumple años, para que fulanito le dé a sultanito una vida en Candy crush, para averiguar si la otra persona está de viaje, si quedó embarazada, si se casó o se divorció. Tenemos una gran cantidad de contactos, pero sólo hablamos con un grupo reducido de personas.
En fin, frases como “Te cuento después por whatsapp”, “nos mensajeamos”, “te veo por Facebook”, han sustituido otras como “vamos a pasear”, “salgamos al cine”, “hagamos algo el fin de semana”, y es que las redes sociales y las aplicaciones de mensajería instantánea son las herramientas que las personas ahora utilizamos para comunicarnos.
Da la impresión que estas son herramientas que nos beneficia mucho, que nos facilitan nuestro día a día y que nos mantienen informados sobre las cosas que están ocurriendo en el mundo y en la vida de nuestros conocidos, pero la realidad es que así como tiene aspectos buenos también tiene cosas malas, como todo en la vida. Ahora es el turno de que reflexionemos un poco, tomemos conciencia de que somos seres sociales y que necesitamos estar en continuo contacto con el otro, escuchar al de al lado y ser escuchado de regreso. Cada día nos ofrece algo distinto, y está en nosotros aprovechar cada oportunidad para hacer algo diferente, para hacer lo que más amamos, para compartir con la familia y amigos, para que seamos nosotros mismos.