Siempre he pensado que con una sonrisa y buenos modales las cosas son más sencillas de conseguir. O al menos hace más cómodo el proceso para llegar a obtener algo.
La escasez existente en el país ha logrado que salir a comprar unas poquitas cosas al supermercado se convierta en toda una aventura y, que además, conseguir todo lo escrito en la correspondiente lista sea toda una hazaña. Así que cuando un señor me dijo en una de mis tantas idas al mercado: “Señorita no conseguí suavizante de ropa, veo que lleva varios, deme que lo necesito”, accedo a darle uno pues estoy consciente de la situación de Venezuela donde hay que recorrer varios locales para poder conseguir todo lo necesario. Tremenda sorpresa me llevo luego cuando veo que el señor no sólo no agradece sino que se molesta porque le doy un suavizante e insiste en llevarse otro de los míos, además me pide que lo deje pasar primero porque él sólo tendría que pagar los dos artículos.
Claramente dije no a las dos peticiones, me pareció un abuso y una falta de respeto con los que sí estaban realizando la cola para pagar. Ni siquiera pensé en decir que sí, pues lo que se encontraban detrás de mí, ya estaban criticando la actitud del señor por lo grosero que fue. Considero que para que la situación del país cambie primero se necesita que las personas cambien de actitud. Nos quejamos de la situación del país, del presidente, de las colas, de la escasez de alimentos, de medicinas, de artículos de primera necesidad, pero también hay una escasez de valores que afecta directamente el desarrollo del país.
El desabastecimiento continuará y el descontento seguirá estando reflejado en la cara de miles de venezolanos que día a día luchan por llevar a la casa algo de comida. Son sólo gente común que recorre farmacias para conseguir medicinas y así poder curar al enfermo.
Hace unos días me llamó la atención el título de un artículo publicado en un periódico canadiense. Con motivo de celebrarse el Miss Venezuela, el diario Toronto Star hizo referencia en dicho artículo al concurso de belleza y a la escasez en el país: “Venezuela, donde la belleza reina, pero el maquillaje y desodorantes son sólo un sueño”, un título que sin duda llama la atención y es totalmente acertado. Calificó al país como la tierra de las reinas de belleza, donde ni siquiera se consigue maquillaje, donde hasta los productos de cuidado personal son difíciles de encontrar y donde aun así el show debe continuar ya que como cada año, miles de venezolanos nos plantamos frente al televisor para distraernos y evadir la realidad que tan dura es.
La escasez cada vez es mayor y al presidente de nuestro país no parece importarle mucho que hayan personas pasando hambre. ¿Era necesario el despilfarro de dinero durante su viaje a la ONU?, en el que además tuvo una comitiva de 175 personas y un gasto superior a los 2,5 millones de dólares para satisfacer así sus “gustos capitalistas”. Y así seguimos… ellos disfrutando y nosotros cada vez más peor. Desgraciadamente la patria no nos da de comer.
La escasez existente en el país ha logrado que salir a comprar unas poquitas cosas al supermercado se convierta en toda una aventura y, que además, conseguir todo lo escrito en la correspondiente lista sea toda una hazaña. Así que cuando un señor me dijo en una de mis tantas idas al mercado: “Señorita no conseguí suavizante de ropa, veo que lleva varios, deme que lo necesito”, accedo a darle uno pues estoy consciente de la situación de Venezuela donde hay que recorrer varios locales para poder conseguir todo lo necesario. Tremenda sorpresa me llevo luego cuando veo que el señor no sólo no agradece sino que se molesta porque le doy un suavizante e insiste en llevarse otro de los míos, además me pide que lo deje pasar primero porque él sólo tendría que pagar los dos artículos.
Claramente dije no a las dos peticiones, me pareció un abuso y una falta de respeto con los que sí estaban realizando la cola para pagar. Ni siquiera pensé en decir que sí, pues lo que se encontraban detrás de mí, ya estaban criticando la actitud del señor por lo grosero que fue. Considero que para que la situación del país cambie primero se necesita que las personas cambien de actitud. Nos quejamos de la situación del país, del presidente, de las colas, de la escasez de alimentos, de medicinas, de artículos de primera necesidad, pero también hay una escasez de valores que afecta directamente el desarrollo del país.
El desabastecimiento continuará y el descontento seguirá estando reflejado en la cara de miles de venezolanos que día a día luchan por llevar a la casa algo de comida. Son sólo gente común que recorre farmacias para conseguir medicinas y así poder curar al enfermo.
Hace unos días me llamó la atención el título de un artículo publicado en un periódico canadiense. Con motivo de celebrarse el Miss Venezuela, el diario Toronto Star hizo referencia en dicho artículo al concurso de belleza y a la escasez en el país: “Venezuela, donde la belleza reina, pero el maquillaje y desodorantes son sólo un sueño”, un título que sin duda llama la atención y es totalmente acertado. Calificó al país como la tierra de las reinas de belleza, donde ni siquiera se consigue maquillaje, donde hasta los productos de cuidado personal son difíciles de encontrar y donde aun así el show debe continuar ya que como cada año, miles de venezolanos nos plantamos frente al televisor para distraernos y evadir la realidad que tan dura es.
La escasez cada vez es mayor y al presidente de nuestro país no parece importarle mucho que hayan personas pasando hambre. ¿Era necesario el despilfarro de dinero durante su viaje a la ONU?, en el que además tuvo una comitiva de 175 personas y un gasto superior a los 2,5 millones de dólares para satisfacer así sus “gustos capitalistas”. Y así seguimos… ellos disfrutando y nosotros cada vez más peor. Desgraciadamente la patria no nos da de comer.