La primera vez que me encontré atrapada en las páginas del libro Etiqueta Azul, lo leí como simple asignación para una materia. Inicié teniendo tanto interés de acabarlo como para sólo pasar un examen. Estaba ante un libro que describía la vivencia de unos jóvenes en una ciudad que apenas yo conocía. Lo que no sabía al comenzar era que me encontraría ante una increíble obra maestra.
Cuatro años más tarde volví a tomar el libro en mis manos para pedirle al autor que lo autografiara. Este fue, sin duda, uno de los mejores regalos que me han podido obsequiar. Me topé ante un escritor tranquilo, un poco tímido y muy educado. Eduardo Sánchez Rugeles (Caracas, 1977) nació en una familia de clase media, es licenciado en letras de la Universidad Católica Andrés Bello y licenciado en filosofía de la Universidad Central de Venezuela. Como muchos otros venezolanos decidió abandonar el país. Desde el 2007 reside en Madrid, España. El motivo inicial de su partida fue estudiar una maestría, pero en el fondo, según dice, buscó un destierro voluntario para escapar de “una cotidianidad agresiva”.
Eduardo Sánchez Rugeles en Etiqueta Azul recrea el malestar creciente en un país donde el objetivo común de los jóvenes hoy en día es el de buscar otros destinos distintos al país que los vio nacer. La obra muestra que aunque no se cuente con buena calidad de vida, los jóvenes en un ambiente de hostilidad son capaces de crear grandes obras de artes que capten nuestra realidad. Estamos frente a un testimonio sobre la etapa que atraviesa Venezuela, en la que el autor logra representar el habla de la clase media y la mentalidad juvenil sobre un país que no ofrece camino alguno de realización a su gente más joven. De una juventud desesperada por salir de una sociedad que apenas conocen pero que sienten profundamente ajena.
La narración de esta novela se levanta a partir de un desafío: la construcción de una voz femenina y el acercamiento de la oralidad de los adolescentes de un segmento de la población.
Personalmente pienso que escribir una historia desde el pensamiento de una chica lo puede hacer cualquiera, sea hombre o mujer, pero lograr que se mantenga creíble es una tarea difícil. Este probablemente sea uno de los mayores logros de la novela. Sánchez Rugeles nos presenta una obra bajo una estructura de relato de viaje contada desde la perspectiva de la protagonista.
Entre una de las tantas cosas que se inspiró, Sánchez indicó que los estudiantes de la promoción 80 del colegio San Ignacio le dieron esa excusa perfecta para recrear el malestar creciente del país.
Para crear los personajes también tomó un poco de él. Durante su infancia, detestaba cumplir con los rituales del colegio, y como Eugenia (protagonista de la historia) se consideraba un “comprometido solitario”. En cinco años de educación media reparó más de diez materias, y como otro de sus personajes principales, Luis Tévez, repitió uno de los años escolares.
Leer nuevamente Etiqueta Azul no deja de ser una experiencia emocionante. El autor logra poner ante nuestros ojos la ciudad actual: una Caracas tan deteriorada y su gente más joven que todo lo desea cambiar.
Los invito a sucumbir ante las páginas de una obra que los conmoverá con su trama y su acercamiento tan acertado del pensamiento del joven venezolano actual donde predomina el desencanto y la confusión.
Cuatro años más tarde volví a tomar el libro en mis manos para pedirle al autor que lo autografiara. Este fue, sin duda, uno de los mejores regalos que me han podido obsequiar. Me topé ante un escritor tranquilo, un poco tímido y muy educado. Eduardo Sánchez Rugeles (Caracas, 1977) nació en una familia de clase media, es licenciado en letras de la Universidad Católica Andrés Bello y licenciado en filosofía de la Universidad Central de Venezuela. Como muchos otros venezolanos decidió abandonar el país. Desde el 2007 reside en Madrid, España. El motivo inicial de su partida fue estudiar una maestría, pero en el fondo, según dice, buscó un destierro voluntario para escapar de “una cotidianidad agresiva”.
Eduardo Sánchez Rugeles en Etiqueta Azul recrea el malestar creciente en un país donde el objetivo común de los jóvenes hoy en día es el de buscar otros destinos distintos al país que los vio nacer. La obra muestra que aunque no se cuente con buena calidad de vida, los jóvenes en un ambiente de hostilidad son capaces de crear grandes obras de artes que capten nuestra realidad. Estamos frente a un testimonio sobre la etapa que atraviesa Venezuela, en la que el autor logra representar el habla de la clase media y la mentalidad juvenil sobre un país que no ofrece camino alguno de realización a su gente más joven. De una juventud desesperada por salir de una sociedad que apenas conocen pero que sienten profundamente ajena.
La narración de esta novela se levanta a partir de un desafío: la construcción de una voz femenina y el acercamiento de la oralidad de los adolescentes de un segmento de la población.
Personalmente pienso que escribir una historia desde el pensamiento de una chica lo puede hacer cualquiera, sea hombre o mujer, pero lograr que se mantenga creíble es una tarea difícil. Este probablemente sea uno de los mayores logros de la novela. Sánchez Rugeles nos presenta una obra bajo una estructura de relato de viaje contada desde la perspectiva de la protagonista.
Entre una de las tantas cosas que se inspiró, Sánchez indicó que los estudiantes de la promoción 80 del colegio San Ignacio le dieron esa excusa perfecta para recrear el malestar creciente del país.
Para crear los personajes también tomó un poco de él. Durante su infancia, detestaba cumplir con los rituales del colegio, y como Eugenia (protagonista de la historia) se consideraba un “comprometido solitario”. En cinco años de educación media reparó más de diez materias, y como otro de sus personajes principales, Luis Tévez, repitió uno de los años escolares.
Leer nuevamente Etiqueta Azul no deja de ser una experiencia emocionante. El autor logra poner ante nuestros ojos la ciudad actual: una Caracas tan deteriorada y su gente más joven que todo lo desea cambiar.
Los invito a sucumbir ante las páginas de una obra que los conmoverá con su trama y su acercamiento tan acertado del pensamiento del joven venezolano actual donde predomina el desencanto y la confusión.